Declaraciones sobre el Abuso Sexual Infantil
Octubre de 1996.RECOMENDADO, Aprobar la Declaración sobre Abuso Sexual Infantil, de la siguiente manera:
“Declaración sobre Abuso Sexual Infantil”
El abuso sexual infantil ocurre cuando una persona mayor o más fuerte que el niño, usa su poder, autoridad o posición de confianza para involucrar a un niño en una actividad o comportamiento sexual. Cualquier actividad sexual entre un niño y uno de sus padres, hermanos, parientes o padrastro, madrastra o padres adoptivos, es incesto.
Los abusadores sexuales son mayormente varones y pueden ser de cualquier edad, nacionalidad, o contexto económico social. Son generalmente personas casadas y que tienen hijos, un empleo respetable y que probablemente asisten a la iglesia regularmente. Es muy común que los ofensores nieguen rotundamente su conducta abusiva, que se rehúsen a ver sus acciones como un problema y que racionalicen su conducta o traten de echar la culpa a algo o alguien más. Aunque es verdad que muchos abusadores manifiestan inseguridad y baja estima propia profundamente arraigadas, tales problemas no deben ser nunca aceptados como excusa para abusar sexualmente de un niño. La mayoría de las autoridades en la materia coinciden en que el punto en cuestión, en relación con el abuso sexual infantil, no es tanto un deseo sexual, sino el de poder y control.
Cuando Dios creó a la familia humana, comenzó con un matrimonio entre un hombre y una mujer sobre la base del amor y la confianza mutuos. Esta relación es todavía vigente para proveer el fundamento de una familia estable y feliz en la que la dignidad, el valor y la integridad de cada miembro de la familia se protejan y sea puesto en alto. Cada niño, sea del sexo masculino o femenino, debe ser corroborado como un regalo de Dios. Se les da a los padres el privilegio y responsabilidad de sostener, proteger y cuidar físicamente a los hijos que Dios les ha confiado. Los niños deben ser capaces de honrar, respetar y confiar en sus padres sin correr el riesgo de abuso.
La Biblia condena el abuso sexual en los términos más enérgicos. Considera como un acto de traición y de abierta violación de la dignidad de una persona, cualquier intento para confundir, empañar o denigrar los limites personales, generacionales o entre los sexos, a través de conductas abusivas sexuales. Condena abiertamente los abusos de poder, autoridad y responsabilidad porque los tales apuntan al corazón mismo de los sentimientos más profundos de las víctimas con respecto a sí mismos, a otros y a Dios y destruyen su capacidad para amar y confiar. Jesús utilizó un lenguaje muy severo para condenar las acciones de alguien que a través de palabras o hechos hiciera tropezar a un niño.
La comunidad Adventista Cristiana no está inmune al abuso sexual infantil. Creemos que la iglesia tiene la obligación moral de involucrarse activamente en la prevención del abuso sexual infantil. Estamos empeñados también en la labor de ayudar a los individuos abusados y abusadores, así como a sus familias, en su proceso de curación y recuperación y en hacer que los perpetradores, especialmente los profesionales de la iglesia y dirigentes de la misma, sean responsables por mantener una conducta apropiada, acorde con personas que ocupan posiciones de confianza y liderato espiritual.
Como iglesia, creemos que nuestra fe nos llama a:
- Poner en alto los principios cristianos en relación con las relaciones familiares, en las que se reconozca como derechos ordenados por Dios, el respeto propio, la dignidad y pureza de los niños.
- Proveer una atmósfera en la que los niños que han sido abusados puedan sentirse seguros al dar parte del abuso sexual sufrido y sentir que tienen alguien que puede escucharlos.
- Informarse ampliamente acerca del abuso sexual y de su impacto en nuestra propia comunidad de la iglesia.
- Ayudar a los ministros y dirigentes laicos a reconocer las señales de alerta con respecto al abuso sexual infantil y saber cómo responder apropiadamente cuando se sospecha que existe o cuando el niño informa haber sido abusado sexualmente.
- Establecer relaciones de referencia efectivas con consejeros profesionales y agencias que atienden casos de asalto sexual, a los cuales debe informarse en forma apropiada y que pueden, a través de sus recursos profesionales, ayudar a las victimas de abuso sexual y a la familia de las mismas.
- Crear pautas/reglamentos en los niveles apropiados para ayudar a los dirigentes de la iglesia:
- Esforzarse por dar un trato justo a las personas acusadas de abuso sexual infantil.
- Hacer responsables por sus acciones a los perpetradores de abuso sexual y administrar la disciplina apropiada.
- Apoyar la educación y mejor preparación de las familias y sus miembros al:
- Rectificar ciertas creencias religiosas y culturales comunes que podrían ser utilizadas para justificar o encubrir el abuso sexual infantil.
- Formar en cada niño un sentimiento saludable en cuanto a su valor personal, que lo capacite para respetarse a sí mismo y a los demás.
- Fomentar una relación cristiana entre personas del sexo masculino y femenino tanto en el hogar como en la iglesia.
- Proveer apoyo solicito y un ministerio emancipador en el seno de la comunidad de la iglesia, tanto a los sobrevivientes del abuso como a los abusadores, y permitiéndoles el acceso a una red de recursos profesionales disponibles en la comunidad.
- Estimular a más personas a recibir instrucción como profesionales de asuntos familiares, para facilitar el proceso de curación y recuperación de las víctimas de abuso y de los perpetradores.