Declaración sobre el Adventismo y el Año 2000

Declaración sobre el Adventismo y el Año 2000

El 29 de septiembre de 1999, durante el Concilio Anual celebrado del 28 de septiembre al 7 de octubre en las oficinas de la Asociación General, 330 miembros de la Junta Ejecutiva de la Iglesia aprobaron una “Declaración sobre el Adventismo y el año 2000”. La declaración dice textualmente:
Los adventistas del séptimo día fincan su esperanza en la vida, muerte y resurrección de Cristo, y esperan gozosamente la consumación de esa esperanza en el pronto retorno de Jesús. Los adventistas basan su fe en las enseñanzas de la Escritura y creen que el transcurso del tiempo es significativo en el sentido de que nos acerca más al acontecimiento más maravilloso que jamás haya visto el ojo humano. Esperamos ansiosamente el retorno visible de Cristo. Pero no especulamos acerca del momento histórico preciso cuando ocurrirá tal acontecimiento. Jesús nos dijo: “No toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en una sola potestad” (Hechos 1:7).
Por lo tanto, los adventistas no le dan significado religioso a la terminación de un milenio y la iniciación de otro. El año 2000 no tiene ningún significado profético particular, no se menciona en la Biblia y debe rechazarse cualquier especulación referente a su significado religioso. Sin embargo, entendemos que cada año que pasa nos acerca más al retorno de nuestro Señor.
Estamos conscientes de que la transición del milenio tiene un impacto emocional significativo en la raza humana. Muchos están llenos de preocupación, expectativa y hasta temor al acercarnos al año 2000. Mientras tantas personas están preocupadas por los disturbios en la naturaleza y la sociedad, nuestro Dios nos dice: “No se turbe vuestro corazón” (Juan 14:1). Por tanto, como cristianos adventistas damos a conocer la esperanza de un futuro glorioso que se convertirá en realidad al tiempo dispuesto por Dios.