Declaración de la posición adventista en relación con la homosexualidad
Octubre de 1999
RECOMENDADO, Adoptar la Declaración de la Posición Adventista en Relación con la Homosexualidad, como sigue:
“Declaración de la posición adventista en relación con la homosexualidad”
La Iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce que cada ser humano es valioso a la vista de Dios, y buscamos ministrar en favor de todos los hombres y mujeres en el espíritu de Jesús. Creemos también que por la gracia de Dios y a través del estímulo brindado por la comunidad de la fe, una persona puede vivir en armonía con los principios de la Palabra de Dios.
Los adventistas del séptimo día creen que las relaciones sexuales íntimas son apropiadas solamente dentro de la relación entre un hombre y una mujer. Ese fue el diseño establecido por Dios en la creación. Las Escrituras declaran: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y allegarse ha a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2:24). A través de las Escrituras se afirma este patrón heterosexual. La Biblia no deja espacio para las actividades o relaciones homosexuales. Están prohibidos los actos sexuales fuera del círculo del matrimonio heterosexual (Levítico 20:7-21; Romanos 1:24-27; 1 Corintios 6:9-11). Jesucristo reafirmó el intento divino de la creación: "Y él respondiendo les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y mujer los hizo?" Y dijo: "Por tanto, el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y serán dos en una carne. Así que, no son ya más dos, sino una carne". (Mateo 19:4,6). Por estas razones, los adventistas se oponen a las prácticas y relaciones homosexuales.
Los adventistas del séptimo día se esfuerzan por seguir las instrucciones y el ejemplo de Jesús. El reafirmó la dignidad de todos los seres humanos y se acercó compasivamente a las personas y familias que sufrían las consecuencias del pecado. Ofreció su ministerio de servicio y dirigió palabras de solaz a personas que luchaban con el pecado, al mismo tiempo que establecía la diferencia entre su amor por los pecadores y sus claras enseñanzas con respecto a hábitos pecaminosos.
RECOMENDADO, Adoptar la Declaración de la Posición Adventista en Relación con la Homosexualidad, como sigue:
“Declaración de la posición adventista en relación con la homosexualidad”
La Iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce que cada ser humano es valioso a la vista de Dios, y buscamos ministrar en favor de todos los hombres y mujeres en el espíritu de Jesús. Creemos también que por la gracia de Dios y a través del estímulo brindado por la comunidad de la fe, una persona puede vivir en armonía con los principios de la Palabra de Dios.
Los adventistas del séptimo día creen que las relaciones sexuales íntimas son apropiadas solamente dentro de la relación entre un hombre y una mujer. Ese fue el diseño establecido por Dios en la creación. Las Escrituras declaran: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y allegarse ha a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2:24). A través de las Escrituras se afirma este patrón heterosexual. La Biblia no deja espacio para las actividades o relaciones homosexuales. Están prohibidos los actos sexuales fuera del círculo del matrimonio heterosexual (Levítico 20:7-21; Romanos 1:24-27; 1 Corintios 6:9-11). Jesucristo reafirmó el intento divino de la creación: "Y él respondiendo les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y mujer los hizo?" Y dijo: "Por tanto, el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y serán dos en una carne. Así que, no son ya más dos, sino una carne". (Mateo 19:4,6). Por estas razones, los adventistas se oponen a las prácticas y relaciones homosexuales.
Los adventistas del séptimo día se esfuerzan por seguir las instrucciones y el ejemplo de Jesús. El reafirmó la dignidad de todos los seres humanos y se acercó compasivamente a las personas y familias que sufrían las consecuencias del pecado. Ofreció su ministerio de servicio y dirigió palabras de solaz a personas que luchaban con el pecado, al mismo tiempo que establecía la diferencia entre su amor por los pecadores y sus claras enseñanzas con respecto a hábitos pecaminosos.